El presidente Pedro Castillo ganó la Presidencia de la República con apoyo desde del interior del país. En tanto, los electores que viven en Lima no respaldaron mayoritariamente su propuesta política que vestía con sombrero cajamarquino y alzaba en sus manos un lápiz como símbolo político.
El mandatario peruano tiene más de tres meses al mando del gobierno, mientras su nivel de desaprobación, de noviembre, va en aumento en 57% (Ipsos). De alguna manera, la pandemia del Covid 19, aparentemente está controlada debido a las campañas de vacunación masiva que ya había dejado planificada su antecesor. Es decir, las noticias sobre el incremento de muertes y colapso de hospitales comenzaron a remplazarse por temas como farándula, fútbol, fiestas Covid y delincuencia.
El regreso a la normalidad después de una crisis es relativamente lenta, pero la incertidumbre se mantendrá mientras existe el riesgo. Es cierto que la política tiene repercusión en la economía, y la impaciencia puede tornarse explosiva en cualquier momento.
No obstante, acaba de presentarse una moción de vacancia presidencial. De aprobarse tal solicitud, obligaría al presidente Pedro Castillo a explicar las acusaciones que se le imputa ante el pleno del Congreso. Es posible que de tal emboscada política pueda salir algo magullado porque los cargos que se le atribuyen todavía se encuentra en la esfera indirecta. Todavía no logran acorralarlo. Sin embargo, será la puerta abierta para una secuencia de más sucesivas crisis políticas.
Lo concreto es la poca eficacia y eficiencia en su gestión gubernamental. La economía va en un proceso inflacionario. La incertidumbre económica golpea a la gran inversión y también al mediano y pequeño comerciante.
“Más sabe el diablo por viejo que por diablo”. En plena campaña electoral, el expresidente de Uruguay, José Mujica, aconsejó a Pedro Castillo gobernar para los ricos y también para los pobres. De la misma manera que Saturnino Huilca comentaba a Hugo Neira (1974) que el gobierno de Velasco Alvarado fue a abrazar primero a los pobres y no a los ricos. Los tiempos cambiaron, los peruanos necesitan un abrazo para los ricos y también a los pobres.
Domingo, 21 de noviembre del 2021
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