En el Perú, la historia electoral siempre ha tenido un componente silencioso pero determinante: la fórmula presidencial. No es solo un requisito legal, sino un mensaje político, una declaración simbólica sobre quiénes quieren gobernar y para quienes pretenden gobernar. ¡El peso de la fórmula presidencial!
En 2019, cuando Carlos Bruce reveló que Peruanos por el Kambio necesitaba “un rostro provinciano” para equilibrar el exceso de “blancos limeños” en la plancha que llevó a PPK al poder, lo dijo en voz alta una práctica vieja: la necesidad de balancear orígenes para aumentar la representatividad. Así llegó Martín Vizcarra, exgobernador regional, a la fórmula presidencial como estrategia electoral.
Cinco años después, el triunfo ajustado de Pedro Castillo confirmó algo que el establishment político no quiso ver: una parte del país votó por sí misma. Castillo no necesitó buscar a un “provinciano” para su fórmula; él encarnaba ese origen. Su dupla con Vladimir Cerrón y Dina Boluarte reflejaba, con todos sus matices, la presencia de actores regionales.
La frase irónica “El Perú es Lima; Lima es el jirón de la Unión…” aún retrata el imaginario centralista, pero cada provinciano que llega a la capital con una mochila, un sueño y pocas oportunidades desmiente que esas fronteras simbólicas sigan intactas. Lima ya no es el centro político y social del país: es el espejo donde se reflejan todas las provincias.
La fórmula presidencial importa porque el elector exige representación real, no impostada. Y, además, porque la comunicación política dejó de ser unidireccional. No se trata ya de quién aparece más en los medios, sino de quién entiende cómo se conversa hoy. TikTok demolió la jerarquía mediática que antes coronaba a los candidatos y políticos tradicionales.
Dina Boluarte quizá nunca lo comprendido ya que su desconexión con la comunicación fue evidente. En contraste, José Jeri representa mejor esa manera ágil, fragmentada y visual con la que una generación entera procesa la política.
Pensar en una fórmula sin representación regional y sin sensibilidad juvenil es casi un acto suicida. Los partidos que hoy encabezan las encuestas podrían estar confiados en un piso electoral ficticio. ¡El peso de la fórmula presidencial!
Domingo, 24 de noviembre del 2025
Diario Correo
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