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Fujimori Libre: Un acuerdo político en silencio

En los últimos días, el nombre de Alberto Fujimori ha vuelto a resonar en la escena política peruana debido a su liberación. A sus 85 años, el expresidente peruano, ahora emerge de la prisión, con la mirada cansada y la salud que parece delicada. Sin embargo, en el juego político, nadie está descartado, y Fujimori ha demostrado que aún tiene un as bajo la manga.

La liberación de Fujimori ha generado un revuelo en el círculo periodístico y político. El Tribunal Constitucional tomó la decisión de poner fin a su reclusión, desatando críticas y descontento entre aquellos que aún recuerdan las controversias de su gobierno. Algunos sectores ideologizados de izquierda, cuya bandera política fue arrebatada por Fujimori en el pasado, expresan su rechazo.

Aunque se intentó convocar a movilizaciones a través de las redes sociales en contra de la liberación, la población no respondió masivamente. Pareciera que el interés público no está tan centrado en el pasado como lo están ciertos sectores políticos. La apatía o tal vez la resignación se apodera de una ciudadanía que, quizás, está más enfocada en los desafíos del presente.

La irrupción del fujimorismo en la escena política dejó a la izquierda peruana sin los bolsones populares que anhelaban durante los procesos electorales. Aunque el tiempo ha pasado, el fujimorismo aún conserva un músculo político que le permite lograr conquistas, como la reciente liberación del patriarca de la familia.

En política, nada sucede por casualidad, y la liberación de Fujimori no es una excepción. Queda en el aire la pregunta crucial: ¿cuál fue el acuerdo político en el Parlamento que allanó el camino para la libertad del expresidente? Las negociaciones políticas son moneda corriente en todos los parlamentos, y es difícil creer que la liberación de Fujimori fue un acto espontáneo de benevolencia humana.

Surge la duda sobre el precio político pagado por este gesto. ¿Serán partidos como Perú Libre, Alianza para el Progreso, Acción Popular y otros los que presentarán la factura política en el futuro? Solo el tiempo revelará las implicaciones de este acuerdo político en la estabilidad y la dirección del país.

Domingo, 10 de abril del 2023

Perú, país sin oportunidades

En el corazón de América del Sur, un país diverso y rico en cultura, Perú, se encuentra atrapado en la encrucijada de la desesperanza y la falta de oportunidades. La actual presidenta, Dina Boluarte, parece no comprende la urgencia de revivir la esperanza positiva en la población, y esta desconexión amenaza con sumir al gobierno en un abismo social.

La demora en la convocatoria de nuevas elecciones generales está llevando al gobierno peruano al borde del precipicio. Según una reciente encuesta de Ipsos Perú, el 58% de los peruanos residentes en Lima expresan el deseo de emigrar en busca de oportunidades a otro país como Estado Unidos. Estas cifras evocan recuerdos de la década de los ochenta, cuando la población peruana también enfrentaba un sentimiento de falta de futuro.

En la actualidad, los ciudadanos peruanos luchan contra la precariedad laboral, anticipando un futuro en el que miles podrían carecer de un fondo de jubilación. La retira de fondos de pensiones de las AFPs para emprender negocios propios fue una estrategia arriesgada para enfrentar la incertidumbre. Este camino, sin embargo, se convertirá en un problema social porque la vejez será larga.

El cogobierno entre el Ejecutivo y el Parlamento parece estancar cualquier cambio significativo en la política peruana. Aunque ambos poderes se dependen mutuamente para sobrevivir, el daño a la población podría ser irreversible. La creciente desconfianza e impaciencia del pueblo son el resultado natural de un sistema político que prioriza la supervivencia sobre el bienestar colectivo.

La población peruana anhela abandonar su tierra natal, no porque carezca de amor por su país, sino porque no encuentra esperanza en un entorno que parece ofrecer pocas oportunidades genuinas. La lucha por sobrevivir se refleja en la necesidad de recurrir a la viveza y el ingenio para superar las dificultades, incluso al cruzar un semáforo en rojo.

La viveza o el atajo económico se ha convertido en moneda corriente en la política peruana. La renuncia a valores como la transparencia y la honradez ha dejado a la población desencantada y desilusionada con el liderazgo político.

El Perú se encuentra en una encrucijada crítica. El gobierno actual necesita comprender la urgencia de restaurar la esperanza y crear oportunidades para su población. Y la falta de acciones concretas podría preparar el terreno para líderes populistas igual o peor de lo que resultó Pedro Castillo.

Domingo, 03 de diciembre del 2023

La arrogancia parlamentaria

La arrogancia política parece ser una constante que trasciende fronteras. Recientemente, en Argentina, el político irreverente Javier Milei emergió como el próximo presidente. Milei llevó consigo un mensaje desafiante en contra de la “casta política” tradicional a quienes acusaba de aprovecharse del cargo para el enriquecimiento personal a expensas del erario nacional.

Sin embargo, el fenómeno no es exclusivo de Argentina. En Perú, los representantes parlamentarios, en una demostración flagrante de desconexión con la realidad, se han otorgado a sí mismos un bono de casi 10 mil soles, una suma considerable en comparación con el salario mínimo de 1025 soles que gana un empleado. Esta acción deja al descubierto una arrogancia que se percibe como una afrenta directa a la sensibilidad ciudadana.

Si la política es el arte de lo posible, en esta ocasión, pareciera ser el arte de la insensibilidad. Los gestos simbólicos son esenciales para la política. ¿Acaso no comprenden el sentir de un ciudadano que gana el sueldo mínimo? El descontento popular, que se manifiesta con un 90% de rechazo hacia el parlamento, debería servir como un llamado de atención. La simbiosis política o cogobierno entre el parlamento y el gobierno, aprovechada para satisfacer los caprichos económicos de unos pocos, solo profundiza la brecha entre los representantes y los representados.

Cuando los gobernantes dan la espalda a las necesidades de la población, corren el riesgo de enfrentar consecuencias políticas desastrosas. La historia es testigo de eventos similares. Recordemos la Francia del siglo XVIII, cuando el rey Luis XVI y su esposa María Antonieta celebraban suntuosos banquetes mientras el pueblo padecía hambre. La brecha entre los lujos de la élite y las penurias del pueblo finalmente desencadenó la Revolución Francesa en 1789. ¿Es acaso una lección olvidada?

La arrogancia política, ya sea en Argentina o en Perú, no puede ser ignorada. La política no debe ser un vehículo para el enriquecimiento personal y la arrogancia parlamentaria solo acelera la erosión de la confianza ciudadana y alimenta el descontento.

Domingo, 26 de noviembre del 2023

Sin oposición política para gobernar

En su obra maestra «El Príncipe,» Nicolás Maquiavelo advirtió que quien ayuda a otro a alcanzar el poder siembra su propia ruina. Esta advertencia resuena en la actualidad peruana, donde la ausencia de una oposición política plantea interrogantes sobre la salud democrática del país.

Desde el Palacio de Gobierno, se percibe una suerte de co-gobierno entre el Ejecutivo y el Legislativo, donde el gobierno de Dina Boluarte y el parlamento parecen depender mutuamente para mantenerse en pie hasta el 2026. Este matrimonio político, ya sea por convicción democrática o mero oportunismo, se erige como una realidad pragmática. Es aún más preocupante que ambos poderes del Estado cuentan con apenas un 10% de respaldo ciudadano.

El panorama no difiere en la región de Junín, donde el gobernador regional Zósimo Cárdenas parece gobernar sin una oposición política. La situación se replica en la provincia de Huancayo, donde, a casi un año de la gestión del alcalde Denys Cuba, la presencia de una oposición política en los escaños de regidores es prácticamente inexistente. Ni siquiera aquellos que inicialmente ganaron sus lugares en el Consejo Municipal por otros partidos parecen cuestionar las políticas y decisiones del alcalde salvo alguna participación individual. Sorprendentemente, los regidores de oposición parecen disfrutar de su cercanía al alcalde, participando gustosamente en las inauguraciones que este convoca.

La democracia no solo implica el acceso al poder sino también la existencia de un contrapeso político. ¡Cuidado! La población no es ingenua y desechará a todos en la siguiente elección. Es imperativo que la sociedad peruana, los medios de comunicación y los actores políticos reflexionen sobre esta falta de oposición política.

La ausencia de un contrapeso político puede convertirse en una amenaza silenciosa que erosiona los cimientos de la democracia peruana. El debate robusto y la confrontación constructiva son elementos fundamentales para el progreso y la evolución de cualquier sociedad democrática. Sin ellos, nos arriesgamos a una democracia empobrecida y a un gobierno que carece de los controles necesarios para evitar abusos de poder.

Además de la carencia de oposición política, otro actor fundamental en la salud democrática de un país son los medios de comunicación. Si los medios no actúan con independencia y libertad, se pone en riesgo la capacidad de la población para estar informada. La colaboración estrecha entre los medios y los gobernantes, podría generar una peligrosa relación.

Domingo, 19 de noviembre del 2023