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El silencio político

El panorama político en Perú parece estar sumido en un extraño silencio, pero detrás de esa aparente calma se esconden diversas tensiones y descontentos ciudadanos. Mientras el dólar alcanza su costo más bajo en los últimos tres años, el gobierno de Dina Boluarte intenta desalentar las protestas, haciendo oídos sordos a las voces críticas que claman por un cambio. La convivencia política entre el gobierno central y el parlamento ha generado una sensación de normalidad.

En el escenario político peruano, las diferentes facciones, desde la derecha hasta la izquierda, parecen concentrarse únicamente en construir y defender su propia posición o lógica política, ignorando la pluralidad y diversidad de opiniones en el país. Esto ha llevado a que los peruanos, en general, tengan una postura política más bien crítica frente al gobierno central. Un rechazo que se acerca al 80% de desaprobación es una clara señal que no puede ser ignorada o minimizada, pero lamentablemente, parece que algunos políticos prefieren mirar hacia otro lado.

A medida que se acerca las fiestas patrias y otras celebraciones regionales, la percepción ciudadana estará un poco distraída. Sin embargo, la población está cargada de emociones, y sus ánimos pueden ser el motor de cambio o permanencia en el poder político en cualquier momento.

Es cierto que en ocasiones el silencio puede ser engañoso, y aunque la aparente tranquilidad pueda dar una sensación de estabilidad, la realidad es que el descontento y la protesta se acumulan en el interior de la población. Los problemas sociales y económicos no se resuelven por sí solos, y al ignorarlos, los políticos solo están postergando una explosión de descontento que podría llegar en el momento menos esperado.

El país enfrenta una crisis propensa y la falta de acción concreta solo agrava la situación. Los políticos deben entender que la acción política es en el presente, antes de que el silencio momentáneo se transforme en una voz de descontento y desesperanza generalizada.

La historia ha demostrado que cuando el pueblo se une y alza su voz, puede generar cambios significativos en la política y en la sociedad en general. Ignorar la opinión ciudadana es un grave error que puede llevar a consecuencias impredecibles.

Domingo, 16 de julio del 2023

El verdadero poder está en la gente  

Los medios de comunicación han desempeñado históricamente un papel crucial en la formación de la opinión pública y en la elección y destitución de gobernantes. Sin embargo, en la actualidad, su influencia parece estar disminuyendo en sociedades contemporáneas debido a la irrupción de las redes sociales y la democratización de la información y comunicación. 

Es indudable que las redes sociales han transformado la forma en que nos informamos y nos comunicamos. La posibilidad de que cualquier persona tenga acceso a una plataforma para expresar sus ideas, consumir y compartir información ha descentralizado el poder de los medios de comunicación tradicionales. Ya no son los únicos intermediarios entre los ciudadanos y los políticos, y esto ha debilitado su influencia. 

Un ejemplo político de esta pérdida de influencia es la situación en Perú, donde nos encontramos con una gobernante como Dina Boluarte y un parlamento con altos índices de rechazo (Siete y ocho de cada diez peruanos los desaprueba respectivamente). A pesar de las críticas y el descontento generalizado, parecen mantenerse en el poder sin prestar demasiada atención a la crítica mediática o peor aún, sin escuchar la voz de la población. Esta situación puede interpretarse como un indicio de que los gobernantes ya no dependen de la aprobación mediática para mantenerse en el cargo.  

El poder mediático no siempre ha sido utilizado de manera ética y responsable. En el pasado, regímenes autoritarios como el de los Nazis en Alemania utilizaron los medios de comunicación para controlar la opinión pública y manipular la información. Afortunadamente, en la actualidad vivimos en una época donde cada vez más países optan por regímenes democráticos que respetan la pluralidad de opiniones y fomentan la libertad de expresión. 

Si bien los medios de comunicación tradicionales ya no tienen la misma jerarquía de influencia que solían tener, eso no significa que han perdido por completo su influencia. Siguen siendo actores políticos importantes y su labor en la sociedad es fundamental. Sin embargo, deben adaptarse a los cambios tecnológicos y al nuevo panorama mediático donde el verdadero poder está en la gente. 

Domingo, 09 de julio del 2023

El ocaso de Dina Boluarte 

En los últimos meses, la figura de Dina Boluarte, presidente del Perú, ha experimentado un contundente declive en su nivel de aprobación y rechazo. Si en algún momento se creía que La popularidad, de la sucesora de Pedro Castillo, catapultaría al liderazgo de la nación se ha desvanecido rápidamente, y ahora se encuentra sumida en un ocaso político.  

Desconexión con las demandas ciudadanas. Uno de los principales motivos del deterioro en la imagen de Dina Boluarte ha sido su aparente desconexión con las demandas y preocupaciones de la ciudadanía que pide adelanto de elecciones. Si bien llegó al poder de la mano de Pedro Castillo con la promesa de no más pobres en un país rico. Esta desconexión ha llevado a una pérdida de confianza en su liderazgo. 

La crisis económica, post pandemia, que ha afectado al Perú en los últimos años ha sido un desafío significativo para el gobierno de Boluarte. Sin embargo, se ha percibido una falta de respuestas efectivas y soluciones concretas ante esta situación. Pareciera que la economía y política, en el caso peruano, caminan por cuerdas separadas. ¿Será que la economía liberal necesita la nula presencia estatal para encontrar su propio rumbo? Esta falta de resultados ha generado una creciente frustración y descontento. 

La comunicación es un elemento esencial para cualquier líder político, pero en el caso de Boluarte, ha sido percibida como ineficiente y poco clara. La falta de un discurso coherente y una estrategia comunicativa efectiva ha contribuido a la sensación de desorientación y desconcierto en la ciudadanía. Además, la ausencia de un liderazgo fuerte y carismático ha debilitado aún más su gobierno frente al público.  

El ocaso de Dina Boluarte es el resultado de una combinación de factores que han erosionado su imagen y nivel de aprobación. La desconexión con las demandas ciudadanas, la falta de soluciones concretas ante la crisis económica, los escándalos de corrupción y la deficiente comunicación y liderazgo han sido determinantes en su caída en desgracia política.  

Domingo, 02 de julio del 2023

Desaprobación del Congreso y desconfianza política  

En Perú, el Congreso de la República enfrenta una crisis de legitimidad política y desconfianza ciudadana. Con una desaprobación que alcanza el alarmante 81% (Ipsos Perú), es evidente que la población ha perdido la confianza en sus representantes políticos. Esta desconfianza generalizada, también impacta en otros niveles de gobierno y pone en riesgo la estabilidad democrática de nuestro país. 

La desaprobación del Congreso refleja una profunda insatisfacción con la forma en que los parlamentarios ejercen su labor. Los peruanos perciben que los intereses personales y partidistas priman sobre el bienestar colectivo. Escándalos de corrupción, falta de transparencia y actitudes polarizadas han llevado a un clima de desencanto y desesperanza.  

La desconfianza generalizada no solo se limita al Congreso, sino que impacta a toda la clase política. Los políticos son vistos como distantes, ajenos a las necesidades y preocupaciones de la población. Las promesas de campaña fueron remplazadas por la sensación de impunidad frente a actos de corrupción. Esto genera una brecha cada vez más amplia entre los políticos y la ciudadanía, que se traduce en apatía y desinterés.  

Es muy probable, que el desinterés o apatía ciudadana traigan como consecuencia la elección de personajes totalmente ajenos a la política. Los peruanos ya vivimos, en la elección presidencial del 2021, que la gente elige a alguien que le llame un poco más la atención, y sobre todo, no se parezca a un político tradicional tal como fue el caso de Pedro Castillo.  

La gente tiene sus propias preocupaciones en su vida diaria. En tiempos de redes sociales, la realidad se licua con todo tipo de información que llega a nuestros celulares para dar vida a una fuente informativa de escaso análisis político. La consecuencia de la desatención política, es la deplorable gestión de gobierno que tienen nuestros representantes.  

La situación actual exige una profunda reflexión y acción por parte de todos los actores políticos y de la sociedad en su conjunto. La desaprobación del Congreso y la desconfianza política generalizada son síntomas claros de que las cosas no van bien.

Domingo, 25 de junio del 2023