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Los jóvenes quieren ir rápido 

Jorge Bergoglio, mejor conocido como el Papa Francisco, fue más que un líder religioso: fue un puente humano en un mundo cada vez más dividido. El primer Papa latinoamericano, el hombre que logró conmover al catolicismo con su sencillez y su capacidad de hablar al corazón, ya descansa en paz a los 89 años. Su legado no solo queda en la historia eclesiástica, sino también en las innumerables enseñanzas que dejó a una humanidad sedienta de empatía, solidaridad y sentido de comunidad. ¡Los jóvenes quieren ir rápido!

En su visita al Perú en 2018 —una presencia breve, pero simbólica—, dejó un mensaje que me marcó de manera especial: «Los jóvenes quieren ir rápido, pero los viejos conocen el camino.» Una frase sencilla en su forma, pero monumental en su significado. Vivimos en una época donde la inmediatez es el motor de las nuevas generaciones, donde la velocidad parece ser más importante que el rumbo, y donde la voz de los mayores a menudo es ignorada en favor de soluciones superficiales. 

Francisco entendió que el mundo moderno no solo sufre de crisis políticas o económicas, sino también de una crisis profunda de sentido y de vínculos. En medio de sociedades donde la violencia crece —como la nuestra, donde por un celular se puede arrebatar una vida— y donde la desintegración familiar ya no genera escándalo sino resignación, su llamado a reconstruir la familia como núcleo de afecto y educación fue una voz necesaria, aunque a veces incómoda. 

Cristo, recordaba Francisco, también fue un gran revolucionario. Y en ese espíritu, él mismo asumió su papado como un acto de revolución tranquila, devolviendo a la Iglesia el rostro humilde que muchos habían olvidado. Su vida de austeridad en un entorno de esplendor quizás no fue un gesto de marketing; fue coherencia. 

Hoy, que Francisco ya no está, queda preguntarnos si como sociedad seremos capaces de valorar la experiencia que tanto despreciamos. Si seremos capaces de entender que, para no perdernos en los laberintos de la desesperanza y la violencia, necesitamos mirar a los viejos que saben del camino a recorrer. 

Descansa en paz, Francisco. Tu voz sigue siendo faro para quienes aún creemos que hay caminos que valen la pena ser recorridos… aunque haya que aprender a caminar más despacio y a veces con vacíos.

Domingo, 27 de abril del 2025
Diario Correo

Asilo Político de Nadine Heredia

Asilo político de Nadine Heredia   

La reciente sentencia contra el expresidente Ollanta Humala y su esposa, Nadine Heredia, por lavado de activos ha revivido una vieja discusión: ¿se aplica la ley de igual manera para todos, o depende del apellido, la narrativa mediática o el aliado internacional de turno? ¡Asilo político de Nadine Heredia!   

Mientras Humala se presentó ante la justicia peruana para oir la sentencia previa de 15 años de prisión efectiva, su esposa optó por solicitar asilo político: ingresó a la Embajada de Brasil y le fue concedida. El argumento fue el mismo que muchos políticos apelan en otras ocasiones: persecución política. Lo que sorprendió no fue la petición en sí, sino la velocidad con la que fue concedida por el gobierno brasileño y la diligencia con la que el Ejecutivo peruano le otorgó el salvoconducto. En cuestión de horas, Nadine Heredia estaba fuera del país. 

Esto no hace más que reforzar una percepción peligrosa entre la ciudadanía: que la ley se dobla según el poder político o económico. No olvidemos que las leyes son ejecutadas por jueces y fiscales, humanos con convicciones, pero también con emociones, ideologías e intereses. Cuando se judicializa la política o se politiza la justicia, todo queda atrapado en un terreno pantanoso. 

La paradoja es evidente. Años atrás, cuando Alan García pidió asilo en la embajada de Uruguay, gran parte del establishment político, artistas y periodistas se movilizaron para evitar que lo consiga. Hoy, algunos de esos mismos personajes callan respecto al asilo de Nadine Heredia. ¿La diferencia? El personaje. El color político. El contexto. La conveniencia. 

¿Acaso no deberíamos exigir la misma vara para todos? El mensaje que se lanza es devastador para la institucionalidad: si eres poderoso y tienes aliados internacionales, puedes zafar de la justicia. Si no, prepárate para la cárcel. 

Quizás el caso de Nadine Heredia no sea un simple episodio judicial, sino un síntoma más de una enfermedad crónica: la falta de coherencia moral y política en el Perú. Porque aquí, la justicia parece ser implacable con los débiles sin poder político, pero sumamente flexible con los astutos. ¡Asilo político de Nadine Heredia!   

Domingo, 20 de abril del 2025

El voto de castigo

El voto de castigo 

En el Perú, la lógica del voto muchas veces se aleja de la racionalidad técnica y se acerca más al terreno de las emociones. No se trata únicamente de elegir al más preparado, sino de castigar con el voto a quienes representan, para una mayoría olvidada, un sistema que nunca los incluyó del todo. ¡El voto de castigo!

El triunfo de Pedro Castillo y Dina Boluarte en 2021 fue, antes que un respaldo a un plan de gobierno, una expresión del hartazgo. Castillo no ganó por ser un brillante estratega ni por contar con un equipo técnico de primer nivel. Ganó porque, para miles de peruanos, era el rostro que más se alejaba de la élite limeña y del político tradicional. Su victoria fue un grito colectivo de quienes sentían que, durante décadas, las promesas del desarrollo solo se habían cumplido en la capital y algunas zonas costeras. 

Castillo llegó al poder sin saber qué hacer con su gobierno. Boluarte, que hoy ocupa la presidencia, tampoco ha demostrado tener la capacidad para enfrentar los problemas urgentes del país. La inseguridad ciudadana, por ejemplo, sigue escalando, mientras el gobierno parece paralizado. Las protestas sociales, como la reciente paralización del transporte en Lima, son una muestra clara del descontento generalizado. 

Y es que el resentimiento político —ese sentimiento profundo que nace del abandono histórico y la exclusión— no se disuelve con discursos tecnocráticos ni con reformas maquilladas. Desde Pasco (65%), Huánuco (67%), Junín (58%), Huancavelica (84%), Ayacucho (82%), Arequipa (64%), Apurímac (81%), Cuzco (83%), Puno (89%) hasta Tacna (72%), el voto masivo por Perú Libre fue una respuesta al olvido, una especie de revancha simbólica contra un sistema que siempre miró de lejos a los peruanos del centro y sur andino.  

El elector no vota solo por ideas, vota por emociones. Y en muchas regiones del Perú, el voto ha sido una forma de gritar «¡basta!». No es un apoyo ciego a una ideología o candidato, sino una expresión de rechazo a todo lo que ese candidato no representa: centralismo, exclusión, desigualdad. Es un voto de castigo. 

En un país tan desigual como el nuestro, mientras no se cierren las brechas económicas y sociales, el resentimiento político seguirá marcando la agenda electoral. No se trata solo de poner a los mejores técnicos en el poder. Se trata de construir un Estado que haga sentir a todos los peruanos parte del mismo proyecto nacional.

Domingo, 13 de abril del 2025

¿Imperialismo yanqui? Lecciones de Haya de la Torre

A casi un siglo de la publicación de El Antimperialismo y el APRA (1928), la obra de Víctor Raúl Haya de la Torre parece cobrar una vigencia histórica. El líder aprista denunciaba los mecanismos económicos y políticos del imperialismo norteamericano, advirtiendo cómo, bajo el velo del progreso, se gestaban nuevas formas de dominación. Hoy, a las puertas del centenario de aquel manifiesto político, el fantasma del “imperialismo yanqui” vuelve a tomar cuerpo, esta vez en la figura de Donald Trump y sus políticas proteccionistas. ¡Imperialismo yanqui!

Con la imposición de un arancel universal mínimo del 10% a todo producto que ingrese a territorio estadounidense, Trump ha declarado una guerra comercial al mundo. Esta medida, lejos de ser una política aislada, responde a una lógica de poder que busca redibujar el mapa económico mundial a favor de los intereses norteamericanos, incluso si eso implica el sacrificio de economías emergentes como la peruana.

Al imponer aranceles a todas las importaciones. El objetivo de Trump es claro: reindustrializar Estados Unidos y debilitar la influencia económica de China y otros competidores. Un arancel universal de esta magnitud impactará directamente a los precios de productos que se exportan y a la inversión en países que dependen del comercio exterior. Para el Perú, que exporta materias primas y productos agrícolas hacia Estados Unidos, los efectos podrían ser directos.

Haya lo decía con claridad: el imperialismo no llega con fusiles, sino con espejismos. Promete desarrollo e inversión. Y al principio, cumple. Pero lo que parece una alianza, pronto se revela como subordinación. En sus propias palabras, “El imperialismo atacará, directa o indirectamente, pero atacará”.

La pregunta es volvió el imperialismo o nunca se fue y si estamos preparados para enfrentarlo. Tal vez la mejor manera de rendir homenaje a Haya de la Torre, a cien años de su manifiesto, no sea solo recordarlo, sino actualizar su espíritu crítico en un mundo que, aunque más complejo, sigue marcado por los mismos desequilibrios. Porque mientras el imperialismo se reinventa, nuestra respuesta no puede seguir siendo el silencio o la resignación.

Domingo, 6 de abril del 2025