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Nadie sabe para quién trabaja

La lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, aseveró hace unos días que la actual crisis política del país se debe entre otros motivos a que la extrema izquierda y la derecha coinciden en el no adelanto de elecciones. Es muy posible que su reordenamiento en el centro ideológico se deba al cálculo político de un posible llamado a nuevas elecciones presidenciales.

¿Cuál es el motivo para este tal reacomodo? Al fujimorismo le conviene situarse en el centro popular de la tabla ideológica en ausencia de extremos. Ya que los políticos de la extrema izquierda y sus variantes tuvieron la oportunidad para mostrar su coraza con Pedro Castillo, pero terminaron disparándose a los pies al perder el control del gobierno.

Es cierto que Dina Bolourte se presentó para la vicepresidencia junto con Pedro Castillo, pero actualmente cuenta con el apoyo de la derecha peruana del Congreso. Es posible que cuando su presencia deje de ser útil puedan solicitar su partida con la fuerza del sistema mediático, y por el momento, se necesita mantenerse cerca de alguien que la izquierda y sus variantes rechace.

Pedro Pablo Kuczynski gana la presidencia (2016), pero dimite de su puesto. Martín Vizcarra (2018) obtuvo el puesto de PPK, pero fue destituido del cargo por el mismo parlamento que reformuló. Manuel Merino (2020) asumió brevemente la presidencia y acabó igual que sus predecesores. En el caso de Pedro Castillo (2021), el motivo de su partida fue el fallido intento golpista. Dina Boluarte recibió el puesto tal y como lo establece la Constitución vigente.

Nadie sabe para quién trabaja. El denominador común de los políticos que pasaron por la presidencia de la república es que todos se vieron forzados a abandonar el cargo traicionados por quienes juraban lealtad. Hasta el día de hoy, no hay signos de salida de la crisis con el adelanto electoral. Por lo visto, el gobierno y el parlamento creen que la crisis ha terminado. Sin embargo, no deberían subestimar a la población que no salió a las calles, pero que si se pide elecciones anticipadas.

Domingo, 19 de febrero del 2023

Porqué irse, si se han calmado 

El viernes pasado, la Presidenta Dina Boluarte hizo declaraciones a través de una conferencia de prensa y de todo lo que dijo llamó la atención fue que al parecer dejó de lado en su discurso político el adelanto de elecciones. Y a pesar de las movilizaciones que amenazan con continuar o los más de cincuenta muertos como resultado de los enfrentamientos no se vio un contundente planteamiento de salir de la crisis.

El error más común de los políticos es negar encontrarse en una circunstancia de crisis política. Sin embargo, no conduce a nada bueno tratar de voltear la página como si nada hubiera sucedido. Los hombres pasan, pero las instituciones se mantienen.

Es posible que los parlamentarios tampoco vuelvan a insistir con vehemencia el adelanto de elecciones. Y por qué irse si las aguas empiezan a calmarse. Existe una excesiva fragmentación de los escaños parlamentarios que hace casi imposible alcanzar un consenso mínimo que permita superar la crisis. Además, los congresistas tienen más del 80% de rechazo de los ciudadanos a su trabajo, lo que significa que todo lo que dificultan traerá más desprestigio.

Para el gobierno central salir de la crisis es urgente y luego debería proponer más reformas electorales como la renovación del mandato del Congreso a la mitad de la presidencia. Desde luego, sostener la posibilidad de actuar como si nada ocurrió expone la debilidad de más del 70% de rechazo ciudadano. Con estos niveles de aceptación, la administración de Dina Boluarte pende de un hilo.

Por otra parte, no es que la población se haya olvidado de la problemática política. Es cierto que a nadie le gusta vivir en medio del caos o protestas que perjudican la economía. Sin embargo, tenemos un gobierno muy débil en términos políticos y sin una bancada parlamentaria para apoyar las decisiones del gobierno.

Por eso, cuanto antes planteen los mecanismos para adelantar las elecciones, mejor para la democracia y para la política peruana. A menos que se sostenga, por qué salir, si el agua se ha calmado.

Domingo, 12 de febrero del 2023

El cambio nunca alcanzó a todos

Alberto Fujimori irrumpió en la política peruana como candidato presidencial para el proceso electoral de 1990. El mensaje central de su campaña fue el “Cambio”. Y, tanto, fue la efervescencia política de los ciudadanos e incluso llamó a su partido político el Cambio 90. La gente deseaba respirar un nuevo aire político.

Fujimori propuso honestidad, tecnología y trabajo, y de esta manera ganó la presidencia a Mario Vargas Llosa, uno de los representantes más distinguidos del liberalismo político, económico y social. Si bien los peruanos abrazaron momentáneamente el fujimorismo, la promesa de cambio duró hasta el año 2000, cuando Alejandro Toledo se convirtió en presidente con la promesa de más trabajo.

El cambio de rumbo político – económico no llegó en la misma dimensión en todas las regiones del país. Lima y la costa peruana tuvieron mejores resultados económicos, por lo tanto, el proceso migratorio desde las provincias a la capital se estableció con mayor fuerza. No es que todos los que partieron para Lima ahora vivan en el paraíso. Nada de eso. Sin embargo, este proceso de cambio (del campo a la ciudad) produjo algunos resultados que hoy se defiende con uñas y dientes frente a los que protestan en las calles.

Los índices de competitividad regional reflejan que Ayacucho, Puno, Huánuco, Ucayali, Huancavelica y Loreto, son las regiones que están entre los últimos lugares de competitividad. Y son las mismas personas que iniciaron las manifestaciones contra Dina Boluarte en esas zonas. ¿A qué viene todo esto? En efecto, las transferencias económicas son administradas por sus propios gobernantes, pero parece que la mera transferencia de recursos no es suficiente. Se trata de una reivindicación más profunda que la dimisión de Dina Boluarte.

¿Qué se reclama? Ahora que el Congreso archivó el proyecto del Ejecutivo para adelanto de elecciones, sin duda, la procesión se seguirá llevando por dentro hasta que la combustión social se encienda con más fuerza porque el cambio nunca alcanzó a todos.

Domingo, 05 de febrero del 2023

El engaño populista

En el 2021, con la expresión o slogan de campaña electoral de “no más pobres en un país rico” irrumpió la candidatura presidencial de Pedro Castillo. Es cierto que a la población peruana como en muchos países en el mundo no le interesa la política o la reduce sencillamente al día de asistir a las urnas para elegir obligatoriamente a sus autoridades.

Luego de pasar a la segunda vuelta, en abril del 2021, Pedro Castillo resumió que su candidatura era una suerte de reivindicación política. “Esta es una competencia entre los ricos y los pobres, entre la opulencia y el mendigo Lázaro, y veo también una la lucha entre el patrón y el peón, entre el amo y el esclavo”, dijo el maestro de Chota.

Y, desde esa insidiosa declaración, en medio de la campaña electoral, que enarbolaba la lucha de clases, muchas cosas pasaron. La promesa populista de no más pobres en un país rico cada vez distancia más a los peruanos. En una posición política están los que salen a protestar en contra del gobierno y por otro lado los que prefieren trabajar porque no dependen directamente de un Estado benefactor.    

Mientras la Policía Nacional o el Ejército Peruano se encargan por contener las protestas ciudadanas y restablecer el orden, la ciudadanía que decidió apoyar las movilizaciones se sumerge en un remolino emocional donde se licuan los razonamientos. No hay posibilidad del diálogo y la consigna es la salida de Dina Boluarte de la presidencia. ¿Quién pierde o quién gana con esa posibilidad? Sin duda, gana espacio el engaño populista.

En estos momentos, el parlamento peruano tiene pendiente el debate para fijar la fecha del adelanto de elecciones generales para elegir al próximo presidente y congresistas. No obstante, sin elecciones primarias y/o reformas electorales no habrá cambio sustancial en la política porque se encuentra en medio de una crisis de legitimidad y representación política. La gente elige a los políticos, pero al poco tiempo los desecha como cualquier producto de un solo uso, sin embargo, deja abierta la posibilidad para otro engaño populista.

Domingo, 29 de enero del 2023