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El gobierno como crisis propensa

La característica más visible a la hora de gobernar es que los políticos atraviesan su gestión de gobierno en medio de crisis propensa. Es decir, gobernar implica administrar los recursos del Estado, pero siempre habrá una posibilidad de crisis de gobierno. Pensar en que toda situación de crisis puede ser evitable podría ser irrelevante a la hora de gestionar la clausura de la crisis.

Todo contexto de crisis política merece una especial atención en las causas que provoca la incertidumbre para luego plantear su terminación. De no trabajar, como objetivo político, en reducir la incertidumbre en la población en sus diferentes dimensiones es prolongar o agitar aún más la combustión social.

La población mundial atravesó por una situación de crisis sanitaria producto del impacto del virus del Covid 19. ¿Qué produjo esa situación de crisis sanitaria? Una enorme incertidumbre entre la vida y la muerte. ¿Y cuál fue el elemento que redujo tal incertidumbre? Encontrar la cura mediante la vacuna que se logró después de miles de muertes.

¿Cuál es la salida para la actual crisis peruana? Básicamente encontrar los elementos que provocan la combustión social. No ignorarlas. Sin lugar a dudas, una de las causas es la carencia de legitimidad política para gobernar. Nos guste o no, diferentes sectores de la población votaron por Pedro Castillo como vehículo de representación política. Y, ver a la señora Dina Boluarte como presidenta les provoca tener sentimientos de encono y de no representación.

La tarea desde el gobierno central no solo es reducir la incertidumbre de la población que sale a protestar, sino también de los peruanos que no votaron por el maestro de Chota. La otra tarea pendiente es comunicar (Informar no es comunicar) las consecuencias de los efectos políticos. Me temo que la salida a la actual crisis política no parece que terminará con la renuncia de Dina Boluarte porque ir a un adelanto de elecciones, sin reformas electorales, será como un medicamento paliativo que solo calmará el dolor de la enfermedad, pero no la curará.

Domingo, 22 de enero del 2023

Legitimidad política y el círculo de poder

Cuando un político obtiene el poder para gobernar, de manera legal a través de un proceso electoral, no necesariamente adquiere legitimidad política para hacer lo que mejor le parezca a él o a su entorno más cercano. La población tiene sus propios intereses que no se alinean con la agenda política que los gobernantes intentan imponer.  

El problema de legitimidad política se manifiesta a la hora de gobernar porque los políticos no solo están obligados a hacer bien las cosas sino a convencer a la gente que están haciendo un buen trabajo. Es muy fácil pasar de un estado de aparente normalidad a una situación de crisis política. Toda crisis de gobierno requiere ser gestionada de manera inmediata antes de que se vuelva crónica. La clave es cerrar la crisis y reducir la incertidumbre en la población. De lo contrario, la percepción ciudadana puede asumir que no se tiene capacidad para controlar una situación de crisis.

El otro problema que aparece en una situación de crisis es circulo de poder que acompaña al político.  Sucede que después de una campaña electoral los triunfadores no están solos, existe un equipo a modo de “cuarto de guerra” que ayuda a tomar decisiones para bien o mal.

Esas decisiones de orden político en el nivel presidencial casi siempre terminan por aislar de la realidad al entorno de poder. ¿Lo dudan? Alan García I y II, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, PPK, Martín Vizcarra y ahora recientemente Pedro Castillo son una muestra de lo que le sucede al círculo de poder. ¿Quiénes forman parte del circulo de poder de Dina Boluarte? ¿Quiénes la ayudan a tomar decisiones? 

El asunto es que muchos gobernantes, entre gobernadores y alcaldes, pierden perspectiva política y toman decisiones que los sumergen aún más en situaciones de crisis política cuando en realidad no lo están. La actual coyuntura política nacional merece especial atención por la cantidad de víctimas y por la posibilidad de preparar el terreno fértil para una situación de crisis crónica y ahí salvase quien pueda.

Domingo, 15 de enero del 2023  

Grieta y confusión política

La forma de hacer política como en el caso peruano tiene diferentes características en su manera más visible o comunicacional. No me refiero a la envoltura superficial que produce la publicidad o el marketing comercial en la política. Y, esa característica más visible es la grieta política que divide a los políticos entre los que ganaron y perdieron una elección.

Después de una campaña electoral aparece una vitrina social que logra visibilizar la actitud u otra faceta de los políticos. Es decir, comienza a aparecer la huella política que va entre los que defenderán a los ganadores, que ya gobiernan, y en el otro extremo están los que perdieron la elección y ahora para su supervivencia necesitan estar en la oposición.

Muchos políticos que deberían ubicarse en uno de los extremos de la grieta política (oficialismo – oposición) terminan confundidos o sencillamente son presa fácil de la sensualidad del poder político o económico. Es cierto que es muy difícil hacer política porque se requiere realizar todo un trabajo político y eso implica dinero para sostener a todo un partido u movimiento. No obstante, lo fundamental es no perder perspectiva o visión política.   

No saber en qué esquina política te encuentras, para el caso de políticos que perdieron una elección, es lo que generalmente hace perder visión política. Y luego los políticos se preguntan por qué no ganan una elección muy a pesar de que aparentemente son notables, preparados y honestos. La respuesta es que muchos de ellos no comprendieron la grieta política de ubicación o no saber cuál es el rol opositor que la población les encargó.  

Perder perspectiva política es fácil, lo difícil es mantener la línea programática. Finalmente, la gente logrará percibir de todo lo que hacen y dejan de hacer y todo lo que hablan y dejan de hablar los políticos. En estos tiempos de redes sociales, un político queda expuesto de manera muy fácil. Si queremos analizar cuál es la visión de los políticos solo es necesario observarlos y oírlos.

Domingo, 08 de enero del 2023 

¿Hacia dónde va la región Junín?

El 2010, cuándo Vladimir Cerrón ganó la presidencia del Gobierno Regional de Junín había logrado instalarse en electorado como una propuesta política de marcada línea ideológica de izquierda. Durante los cuatro años que duró su gestión, de su primer gobierno regional, fue suficiente para que la población advierta el camino o visión política de corte social que proponía.

La inversión en infraestructura de salud como la construcción del hospital Carrión, en la provincia de Huancayo, fueron entre otras promesas de campaña como odontólogos y psicólogos por escuelas que le permitieron fortalecer su discurso ideológico de que el Estado debería tener mayor presencia en determinadas áreas sociales.  

Desde el 2011, pasaron varios años hasta nuestros días y lo que queda de la propuesta política de Perú libre queda poco. En la segunda ocasión que el electorado de la región Junín le dio el respaldo se vio muy poco o casi nada de aquel discurso social. La prisión efectiva a Vladimir Cerrón, los escándalos de corrupción como los denominados “Dinámicos” y “Tiranos del centro” fueron lo que más llamó la atención.

Son los hechos y no las palabras lo que deja huellas en política. Ninguno de los políticos que tomaron la posta del liderazgo en Perú Libre como Fernando Orihuela en el Gobierno Regional o Carlos Quispe en la Municipalidad de Huancayo tuvieron luz propia. Y, en el caso de los distritos de El Tambo y Chilca que también estuvo en manos del partido del lápiz tampoco hubo mucho por resaltar ya que solo se convirtieron en administradores de circunstancias pasajeras.

¿Hacia dónde va la región Junín? A los buenos jugadores se les identifica con los primeros toques y ya veremos cuál será el discurso político que proponen los flamantes gobernantes. ¿Qué le espera al electorado? No mucho. Zósimo Cárdenas (GRJ) y Denis Cuba (Huancayo) por citar dos ejemplos parten con muy poca legitimidad política al igual que muchos alcaldes provinciales y distritales que a las justas superaron el 30% del total de votos que significa que solo tres de cada diez electores los respaldaron.

Domingo, 01 de enero del 2023