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Porqué irse, si se han calmado 

El viernes pasado, la Presidenta Dina Boluarte hizo declaraciones a través de una conferencia de prensa y de todo lo que dijo llamó la atención fue que al parecer dejó de lado en su discurso político el adelanto de elecciones. Y a pesar de las movilizaciones que amenazan con continuar o los más de cincuenta muertos como resultado de los enfrentamientos no se vio un contundente planteamiento de salir de la crisis.

El error más común de los políticos es negar encontrarse en una circunstancia de crisis política. Sin embargo, no conduce a nada bueno tratar de voltear la página como si nada hubiera sucedido. Los hombres pasan, pero las instituciones se mantienen.

Es posible que los parlamentarios tampoco vuelvan a insistir con vehemencia el adelanto de elecciones. Y por qué irse si las aguas empiezan a calmarse. Existe una excesiva fragmentación de los escaños parlamentarios que hace casi imposible alcanzar un consenso mínimo que permita superar la crisis. Además, los congresistas tienen más del 80% de rechazo de los ciudadanos a su trabajo, lo que significa que todo lo que dificultan traerá más desprestigio.

Para el gobierno central salir de la crisis es urgente y luego debería proponer más reformas electorales como la renovación del mandato del Congreso a la mitad de la presidencia. Desde luego, sostener la posibilidad de actuar como si nada ocurrió expone la debilidad de más del 70% de rechazo ciudadano. Con estos niveles de aceptación, la administración de Dina Boluarte pende de un hilo.

Por otra parte, no es que la población se haya olvidado de la problemática política. Es cierto que a nadie le gusta vivir en medio del caos o protestas que perjudican la economía. Sin embargo, tenemos un gobierno muy débil en términos políticos y sin una bancada parlamentaria para apoyar las decisiones del gobierno.

Por eso, cuanto antes planteen los mecanismos para adelantar las elecciones, mejor para la democracia y para la política peruana. A menos que se sostenga, por qué salir, si el agua se ha calmado.

Domingo, 12 de febrero del 2023

El cambio nunca alcanzó a todos

Alberto Fujimori irrumpió en la política peruana como candidato presidencial para el proceso electoral de 1990. El mensaje central de su campaña fue el “Cambio”. Y, tanto, fue la efervescencia política de los ciudadanos e incluso llamó a su partido político el Cambio 90. La gente deseaba respirar un nuevo aire político.

Fujimori propuso honestidad, tecnología y trabajo, y de esta manera ganó la presidencia a Mario Vargas Llosa, uno de los representantes más distinguidos del liberalismo político, económico y social. Si bien los peruanos abrazaron momentáneamente el fujimorismo, la promesa de cambio duró hasta el año 2000, cuando Alejandro Toledo se convirtió en presidente con la promesa de más trabajo.

El cambio de rumbo político – económico no llegó en la misma dimensión en todas las regiones del país. Lima y la costa peruana tuvieron mejores resultados económicos, por lo tanto, el proceso migratorio desde las provincias a la capital se estableció con mayor fuerza. No es que todos los que partieron para Lima ahora vivan en el paraíso. Nada de eso. Sin embargo, este proceso de cambio (del campo a la ciudad) produjo algunos resultados que hoy se defiende con uñas y dientes frente a los que protestan en las calles.

Los índices de competitividad regional reflejan que Ayacucho, Puno, Huánuco, Ucayali, Huancavelica y Loreto, son las regiones que están entre los últimos lugares de competitividad. Y son las mismas personas que iniciaron las manifestaciones contra Dina Boluarte en esas zonas. ¿A qué viene todo esto? En efecto, las transferencias económicas son administradas por sus propios gobernantes, pero parece que la mera transferencia de recursos no es suficiente. Se trata de una reivindicación más profunda que la dimisión de Dina Boluarte.

¿Qué se reclama? Ahora que el Congreso archivó el proyecto del Ejecutivo para adelanto de elecciones, sin duda, la procesión se seguirá llevando por dentro hasta que la combustión social se encienda con más fuerza porque el cambio nunca alcanzó a todos.

Domingo, 05 de febrero del 2023

El engaño populista

En el 2021, con la expresión o slogan de campaña electoral de “no más pobres en un país rico” irrumpió la candidatura presidencial de Pedro Castillo. Es cierto que a la población peruana como en muchos países en el mundo no le interesa la política o la reduce sencillamente al día de asistir a las urnas para elegir obligatoriamente a sus autoridades.

Luego de pasar a la segunda vuelta, en abril del 2021, Pedro Castillo resumió que su candidatura era una suerte de reivindicación política. “Esta es una competencia entre los ricos y los pobres, entre la opulencia y el mendigo Lázaro, y veo también una la lucha entre el patrón y el peón, entre el amo y el esclavo”, dijo el maestro de Chota.

Y, desde esa insidiosa declaración, en medio de la campaña electoral, que enarbolaba la lucha de clases, muchas cosas pasaron. La promesa populista de no más pobres en un país rico cada vez distancia más a los peruanos. En una posición política están los que salen a protestar en contra del gobierno y por otro lado los que prefieren trabajar porque no dependen directamente de un Estado benefactor.    

Mientras la Policía Nacional o el Ejército Peruano se encargan por contener las protestas ciudadanas y restablecer el orden, la ciudadanía que decidió apoyar las movilizaciones se sumerge en un remolino emocional donde se licuan los razonamientos. No hay posibilidad del diálogo y la consigna es la salida de Dina Boluarte de la presidencia. ¿Quién pierde o quién gana con esa posibilidad? Sin duda, gana espacio el engaño populista.

En estos momentos, el parlamento peruano tiene pendiente el debate para fijar la fecha del adelanto de elecciones generales para elegir al próximo presidente y congresistas. No obstante, sin elecciones primarias y/o reformas electorales no habrá cambio sustancial en la política porque se encuentra en medio de una crisis de legitimidad y representación política. La gente elige a los políticos, pero al poco tiempo los desecha como cualquier producto de un solo uso, sin embargo, deja abierta la posibilidad para otro engaño populista.

Domingo, 29 de enero del 2023

El gobierno como crisis propensa

La característica más visible a la hora de gobernar es que los políticos atraviesan su gestión de gobierno en medio de crisis propensa. Es decir, gobernar implica administrar los recursos del Estado, pero siempre habrá una posibilidad de crisis de gobierno. Pensar en que toda situación de crisis puede ser evitable podría ser irrelevante a la hora de gestionar la clausura de la crisis.

Todo contexto de crisis política merece una especial atención en las causas que provoca la incertidumbre para luego plantear su terminación. De no trabajar, como objetivo político, en reducir la incertidumbre en la población en sus diferentes dimensiones es prolongar o agitar aún más la combustión social.

La población mundial atravesó por una situación de crisis sanitaria producto del impacto del virus del Covid 19. ¿Qué produjo esa situación de crisis sanitaria? Una enorme incertidumbre entre la vida y la muerte. ¿Y cuál fue el elemento que redujo tal incertidumbre? Encontrar la cura mediante la vacuna que se logró después de miles de muertes.

¿Cuál es la salida para la actual crisis peruana? Básicamente encontrar los elementos que provocan la combustión social. No ignorarlas. Sin lugar a dudas, una de las causas es la carencia de legitimidad política para gobernar. Nos guste o no, diferentes sectores de la población votaron por Pedro Castillo como vehículo de representación política. Y, ver a la señora Dina Boluarte como presidenta les provoca tener sentimientos de encono y de no representación.

La tarea desde el gobierno central no solo es reducir la incertidumbre de la población que sale a protestar, sino también de los peruanos que no votaron por el maestro de Chota. La otra tarea pendiente es comunicar (Informar no es comunicar) las consecuencias de los efectos políticos. Me temo que la salida a la actual crisis política no parece que terminará con la renuncia de Dina Boluarte porque ir a un adelanto de elecciones, sin reformas electorales, será como un medicamento paliativo que solo calmará el dolor de la enfermedad, pero no la curará.

Domingo, 22 de enero del 2023