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Pedro Castillo y su provocación política

El presidente Pedro Castillo juramentó una vez más a un nuevo Gabinete Ministerial. En lo que va de su mandato, desde julio del 2021, es la quinta ocasión que se toma juramento a ministros de Estado. Y, al parecer, poco le importó el costo político que significa la designación de flamantes ministros como la parlamentaria Betssy Chávez quien no goza precisamente de popularidad positiva.  

La designación de Betssy Chávez como jefa de gabinete responde a una provocación política para enviar un mensaje a sus adversarios de que es posible dar la mano a Dios y al diablo al mismo tiempo con tal de tener control de la agenda pública. Betssy Chávez no pertenece a la bancada de Perú Libre, aunque llegó al parlamento con el partido del lápiz.

Sin embargo, su designación y convocatoria de otros parlamentarios cercanos al partido de gobierno demuestra los acuerdos políticos que se tiene en el Congreso para dividir voluntades y sacar ventaja a río revuelto. Esa es la característica política más destacable del gobierno de Pedro Castillo. Es decir, sostenerse desesperadamente con todo lo que se pueda al interior del parlamento y valerse de olas mediáticas para luego salir a victimizarse.  

¿Por qué se trata de una provocación política? El presidente Castillo eligió el camino de generar más incertidumbre en tiempos donde se requiere cierta dosis de certidumbre o tranquilidad. Y, muy a pesar del nivel de impopularidad o desaprobación presidencial que lleva en sus hombros donde siete de cada diez peruanos rechazan su gestión. La población peruana necesita mensajes claros para mejorar su calidad de vida o controlar la crisis económica que actualmente se vive. 

El gobierno intenta jugar con fuego. Dentro de poco la población ingresará a un contexto de fiestas de fin de año como el festejo de la navidad y continuará respirando su propia atmosfera alejada de la pelea de los políticos. ¿Tendrá éxito tal provocación política? Creo que no.

Domingo, 27 de noviembre del 2022

¿Antauro Humala es una amenaza política?

El líder etnocacerista Antauro Humala estuvo de paso en la provincia de Huancayo. Sin duda, su visita levanta pasiones y obedece a motivaciones políticas con la finalidad de recorrer la mayor cantidad de provincias al interior del país. La estrategia es clara, necesitan ganar tiempo para futuros procesos electorales.

No obstante, la familia Humala y lo que queda de rezagos de activistas políticos ya conocen como organizar una campaña electoral e incluso como llegar al gobierno central, y en esta circunstancia el tiempo juega a su favor. Mientras lideres de otras tendencias ideológicas juegan al cálculo político para ver con que partido o movimiento participar, Antauro Humala ya recorre el país y su nivel de posicionamiento va ganando espacio.

¿Es natural que un político como Antauro Humala levante pasiones en algunos sectores del electorado peruano? La respuesta es sí. No es para menos. El líder etnocacerista salió de prisión después de diecisiete años acusado de homicidio y rebelión militar en el “Andahuaylaso” durante el gobierno de Alejandro Toledo.

¿Es Antauro Humala una amenaza para la democracia? Es posible. Sin embargo, lo mismo se dijo de Donal Trump quien ganó la presidencia en Estados Unidos y es altamente probable que retorne a gobernar. En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro también por poco consigue su reelección presidencial. Y, ambos políticos tuvieron como enemigos a casi la totalidad de la prensa y clase política.

¿La gente se volvió loca para elegir políticos antisistema? Nada de eso. En su momento, lo fue Alberto Fujimori quien derrotó a Vargas Llosa. La gente antes, durante y después de la pandemia ya desconfiaba abrumadoramente de los políticos, es decir, en cada proceso electoral voltea la mirada para entregar su confianza ciudadana a cualquiera que se le cruce en su camino y poco le importa si está o no preparado para el cargo. Algo de eso ya sucedió con el payaso “Tiririta” que ganó un escaño parlamentario en Brasil y la verdad no lo hizo tan mal.

Domingo, 20 de noviembre del 2022

Las obras no son amores

El 13 de noviembre, se celebra el aniversario del distrito de El Tambo, en la región Junín. El distrito donde se vive mejor según sus actuales autoridades es un referente en densidad poblacional, y por ende, la importancia de su devenir político.

Las políticas públicas implementadas por sus gobernantes de turno tuvieron y tienen impacto en la opinión pública en la provincia de Huancayo. Sin embargo, es curioso que la mayoría de sus exgobernantes compiten por cuantificar quienes realizaron más obras.

En las últimas décadas, el país tuvo un importante incremento en su  recaudación tributaria y en consecuencia aumentaron los ingresos para los gobiernos locales a nivel nacional. El problema es que las obras, a diferencia del pasado, tienen que ejecutarse luego de un proceso de inversión pública y no al antojo del alcalde.

A pesar del proceso burocrático para ejecutar obras públicas, los gobernantes junto a sus  funcionarios se las ingenian para encontrar atajos técnicos para direccionar sus promesas de campaña. ¡Obras son amores!

En la actualidad, los gobernantes no solamente están obligados a cumplir con sus promesas de campaña (obras), sino también a convencer (comunicación) a la gente que realizan un buen trabajo. De no hacerlo, el camino a la desaprobación de gestión pública estará a la vuelta de la esquina.

Lo más difícil será convencer a la población  que se realiza un buen trabajo. Las políticas públicas tendrán voz propia como fue el caso de las ciclo vías, en la ciudad de Huancayo, que visibilizaron el real caudal electoral del partido de gobierno (Perú Libre) en las últimas elecciones municipales.

Es cierto que los gobernantes gestionan más presupuesto para obras. Eso está muy bien. El problema es que la población tiene una lectura diferente del trabajo de sus autoridades. A más obras, no necesariamente hay mayor respaldo político.

Domingo, 13 de noviembre del 2022

¿Dónde está el espíritu de la tribu?

La llamada de la tribu, es el título que  Mario Vargas Llosa puso a uno de sus ensayos que escribió, hace algunos años, y que de alguna manera, el autor intenta explicar los contrastes de su visión política liberal.

Sin embargo, en esta ocasión no pretendo explicar los alcances de tal enfoque de visión política. Lo que intentaremos es describir el contraste del espíritu de las tribus sociales que salieron a las calles para protestar en contra del gobierno de Pedro Castillo.

Los críticos a los manifestantes sostienen que las  convocatorias no son masivas porque los que lideran las marchas son políticos  tradicionales. Y, la gente ya está cansada de ver a los mismos de siempre, lo cual, es altamente posible.

Las manifestaciones que se organizan los fines de semana son impulsadas por diferentes colectivos sociales, y desde luego, los más activistas parecen ser personajes políticos con algún propósito electoral. Lo cual no debería llamar la atención porque hacer política es activismo puro.

La diferencia con movilizaciones promovidas por sectores afines a alguna variante de la izquierda peruana es que tales convocatorias se organizaban indistintamente sin coincidencias en horarios de fines de semana. La espontaneidad vale mucho en política.

¿Dónde queda el espíritu de la tribu? Las tribus sociales se movilizan a través del inconsciente colectivo cuando sientan que existe una causa común para movilizarse. Los conciertos de música o las barras en el fútbol son un ejemplo.

Las movilizaciones que suceden en Lima tienen más contundencia y convocatoria mediática porque Pedro Castillo nunca conquistó al electorado limeño. Algo muy diferente acurre en el interior del país donde las convocatorias no son multitudinarias. En el espíritu de la tribu, el ser humano desaparece para ser absorbido por la masa. Vivimos en una sociedad moderna que es una sociedad de masas, y quizás lista para ser formada cual arcilla moldeable.

Domingo, 06 de noviembre del 2022