Política y apatía digital

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¿Realmente todo lo viejo fue mejor? Es retador pensar que sí, sobre todo cuando recordamos con nostalgia el pasado, pero la política tampoco escapa al paso del tiempo. Hace veinte años, cuando comenzó las campañas de Alan García y Ollanta Humala para las elecciones del 2006, los peruanos todavía nos informábamos a través de medios tradicionales como la televisión de señal abierta, algunos diarios y dos emisoras radiales con alcance nacional. ¡Política y apatía digital¡

Hoy, el contexto es totalmente diferente. El teléfono móvil se convirtió en la nueva ventana al mundo, y cada elector lleva en el bolsillo un dispositivo con acceso a un mar de información. Y, esta particularidad informativa lo cambia todo.  

Sin embargo, tener más información no significa estar mejor informados. Lo que llega a nuestras pantallas ya no lo decide un editor, sino el algoritmo de la red, ese ente invisible que prioriza lo que gusta, entretiene o indigna, antes que lo que forma, contextualiza o educa conciencia política. Las conversaciones familiares han sido desplazadas por memes y escándalos mediáticos.  

El cambio se dio porque la audiencia ha crecido. En 2006, había poco más de 16 millones de electores; hoy se superan los 27 millones. Diez millones de nuevos votantes, más urbanos, más digitales y, sobre todo, más desconfiados. Esta nueva masa electoral no sigue consignas ni atiende llamados de liderazgos tradicionales. Las tribus políticas, sindicales o partidarias, que alguna vez movilizaron multitudes, han quedado relegadas a la nostalgia. Lo que mueve hoy a las personas no es la ideología, sino la emoción pasajera y el hartazgo acumulado. 

Dina Boluarte es un claro ejemplo, ya que es una presidenta impopular. Y, lo más grave no es la desaprobación presidencial, sino la indiferencia de la gente que no le importa la política. En el pasado, una crisis de legitimidad hubiera movilizado las calles. Hoy, apenas la protesta se queda en la opinión de algunos periodistas, mientras la gente muestra su indiferencia en las urnas. 

¿Todo lo viejo fue mejor? No necesariamente. Hay algo que queda claro: la política, tal como la conocimos, ya no basta para explicar lo que está pasando. La verdadera pregunta no es si el pasado fue mejor, sino si el presente tiene futuro con ciudadanos que optan por el desinterés y sin conciencia política. ¡Política y apatía digital

Domingo, 13 de julio del 2025
Diario Correo

La desconfianza de una encuesta

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