Quien marca la agenda, marca el poder

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En los hechos políticos, muchas veces lo más importante no es lo que ocurre, sino la percepción de la gente. Y, esa percepción se construye en gran medida desde la agenda pública o política. No es casualidad que el gobierno de Dina Boluarte, que tiene más de 90% en desaprobación, decidió promulgar en cuestión de horas la ley que permite el retiro de hasta 4 UIT de los fondos de pensiones de las AFP.  ¡Quien marca la agenda, marca el poder!

El gesto político, en apariencia de última hora, no solo apunta al bolsillo de millones de ciudadanos, sino que también busca tomar la delantera en la narrativa política, adelantándose a opositores y medios de comunicación que ya informaban protestas en la calle. 

La jugada política evidencia que controlar la agenda pública es un salvavidas momentáneo. El parlamento ya había dado luz verde a la medida, y la población que en su mayoría ni siquiera tiene fondos en el sistema privado de pensiones observó con distancia o indiferencia. Aun así, el gobierno entendió que, si no ponía un tema sobre la mesa, sus adversarios lo harían, y con mucho más filo. 

Con el triunfo de Pedro Castillo en el 2021, ni él ni su partido Perú Libre lograron controlar la agenda política ni mediática. La narrativa de cambios profundos que los llevó al poder se diluyó en acusaciones de corrupción, escándalos y pugnas de poder. No comprendieron que, en un país desconfiado y polarizado, la ausencia de una agenda clara es un error fatal. El vacío llenó congresistas, opositores y, por supuesto, los medios.  

Los políticos profesionales, curtidos en batallas partidarias, conocen la importancia de la agenda política. Saben que quien logra marcar la agenda no solo ordena el debate, sino que también se comunica con la opinión pública. Y, aunque los medios tradicionales ya no tienen la hegemonía mediática, siguen aun fuertes, más las redes sociales multiplican los canales para difundir mensajes oficiales o extraoficiales. Allí, una noticia se convierte en tendencia en cuestión de minutos.  

En última instancia, la estabilidad de cualquier gobierno sea distrital, regional o nacional depende de su capacidad para proyectar un mensaje central y constante. Si ese mensaje no existe, o si queda sepultado bajo los temas impuestos por adversarios, el costo político puede ser la vacancia o la irrelevancia. ¡Quien marca la agenda, marca el poder!

Domingo, 21 de setiembre del 2025
Diario Correo

La resistencia política del peronismo 

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