Es posible que en estas semanas después del cuatro de octubre, este proceso electoral marcará una de las páginas más pintorescas de la historia política en nuestra región, pues por primera vez, más de ochocientos mil electores elegiremos al presidente regional en una segunda vuelta.
Llevar a los hijos al colegio, subir a un taxi para ir o retornar del centro de trabajo, quizás tomarse un café con algún amigo o familiar, en estos días tiene algo en común, el dilema es de saber, ¿Por quién votar para la segunda vuelta?
A tan amena conversación que puede suscitarse, la preocupación difícilmente llega a un consenso, pues los comentarios van que si uno tiene denuncias periodísticas el otro no hace mucho esfuerzo en ser parte de titulares en medios de comunicación, donde la sombra sobre presuntos actos corrupción acapara el centro del debate electoral.
Empero, no se trata de quien gana o pierda una elección, pero algo que deberíamos tener en cuenta al momento de emitir nuestro voto, es que gobernar en una sociedad tan compleja como la nuestra, con población en sierra y selva, es y será una tarea muy difícil. Pues al día siguiente que gana una elección un gobernante, este se convierte en culpable de todo.
Y si el título de una película peruana de 1990, recuerda el dilema que vivieron miles de familias, hoy podemos ver con optimismo que finalmente en libertad podemos dialogar, reflexionar y quizás discutir, pero lo hacemos en libertad para elegir para presidente regional entre el señor Unchupaico o Vladimir Cerrón.
Diario Correo
Sábado, 15 de noviembre de 2014