Entramos al último año de gobierno de Ollanta Humala – Nadine Heredia. Las cifras no son para nada alentadoras, nuestro país tiene una marcada desaceleración económica (se prevé que el 2015 solo creceremos a un 3%) y cuyas consecuencias, sin lugar a dudas, recaerán en el próximo gobierno.
Continuando con cifras, según la última encuesta urbano – rural de Ipsos (Julio 2015), el Congreso de la República tiene una desaprobación del 82%, el Gobierno 80% y el Poder Judicial alcanza un 77% también de desaprobación. Tal parece que estamos ante un descredito gubernamental generalizado, tres poderes del estado con altísima desaprobación, por lo menos esa es la percepción de la población. Nadie cree en sus instituciones. De cierta manera, así como vemos y percibimos a quien dirige una institución, así también se percibe a sus instituciones al cual representan.
Nuestro país perdió la marcha de crecimiento económico de manera sostenida de los dos anteriores gobiernos (Alejandro Toledo y Alan García), se acusa que el crecimiento fue por factores externos (precio de los minerales), quizás. Empero, el dinero no compra la felicidad, pero ayuda mucho a la convivencia y más aún en política.
Y tal parece que el gobierno de Humala se despide sin control de la Mesa Directiva del Congreso, pues tanto Vicente Zeballos (Solidaridad Nacional) y Luis Iberico (APP–PPC) no son de su bancada parlamentaria. Al parecer, también los padres de la patria le quitaron la confianza al partido de gobierno para que este presida el Congreso para el 2015 – 2016. Veremos qué sucede.
Domingo, 26 de julio de 2015