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No habrá mucha tregua política

Se fue una semana complicada para el gobierno central. Diferentes protestas de orden social se produjeron, al interior del país, que incluso trajo como consecuencia política el remplazo, una vez más, del ministro del Interior.

En las próximas semanas y meses se calentará la arena electoral. El periodista Beto Ortiz se dirigía en sus redes sociales al presidente Sagasti: “Demuestre usted que no es el charlatán pomposo”. Y César Hildebrandt, escribía en su revista que el problema viene cuando no se sabe qué hacer en palacio o para qué se está al mando y además señalaba, “…me da la impresión de que el señor Sagasti es un encantador charlatán”.

¡Una cosa es con cajón y otra con guitarra! Para los políticos puede ser rentable ubicarse en el lado de la oposición y desde ahí construir su musculo político que les sirva en los próximos procesos electorales. Sin embargo, al llegar al gobierno por alguna circunstancia cambia la lógica de hacer política. Interesa más la búsqueda de construcción de mayor cantidad de consensos posibles y no tanto la campaña (electoral) permanente que gusta tanto a gobernantes.

Las manifestaciones sociales, por mejoras laborales, serán un clamor nacional y difícilmente perderá vigencia debido a que se acrecentará aún más los efectos económicos a causa de la crisis sanitaria. Y porque además vivimos en una sociedad bastante desigual que se evidenció con la pandemia. Se equivoca el gobierno si cree que conseguirá réditos políticos al hablar mucho y hacer poco en lo que le queda de tiempo. ¡No habrá mucha tregua política!

Domingo, 6 de diciembre de 202
Diario Correo – Huancayo 

Narrativa social de Maradona

Es imposible no hablar de Diego Armando Maradona por estos días. Su repentina y quizás crónica de su muerte ya anunciada entristeció a millones de fanáticos del fútbol en todo el mundo. Al enterarse de la noticia, no solo los hinchas rompían en llanto; también lo hacían en vivo y en directo algunos periodistas y comentaristas deportivos en la televisión argentina.

¿Por qué tanta devoción a Diego? Sin duda, por la narrativa de su origen popular y sobre todo, porque demostró una impresionante habilidad futbolística que hasta el día de hoy no aparece deportista con un talento similar o mejor; aunque se habló de Messi en algún momento.

El diez de la selección argentina, ya desde muy niño, hablaba de sus sueños de ser campeón del mundo. Lo consiguió al ganar la primera Copa del Mundial juvenil en 1979. Alcanzó la gloria cuando ganó la Copa Mundial con la selección de mayores en México 86. Después de triunfos y derrotas, su nombre continuó haciendo noticia a nivel mundial, pero los periodistas de espectáculo y escándalo lo perseguían cada día más. Su vida, nunca volvió a ser como antes.

La sencillez de su familia y sus amigos de infancia, del barrio de “Villa Fiorito” (Buenos Aires – Argentina) que lo vieron jugar por primera vez, en aquel polvoriento campo de fútbol, presentan una narrativa propia del drama de una novela que sumerge al lector desde el principio hasta el final. No obstante, es innegable que también aparece el componente social en la vida “del Diego”. Me refiero a ese fantasma social, que divide y une a los hombres, entre ricos y pobres.

Domingo, 29 de noviembre de 2020
Diario Correo – Huancayo

Factor de cambio político

El contexto determina la política. Hace algunas semanas escribía, en esta misma columna, sobre la posibilidad de que vientos ideológicos provenían del sur del continente para hacer tambalear a la política peruana. Sin duda, esa consideración sigue siendo una posibilidad en medio de tanto descontento social que acaba de pronunciarse en las calles.

A menudo, los políticos creen que el factor de continuidad persigue sus objetivos partidarios y por ende deberían permanecer, como actores políticos, en política. La sensualidad del poder acaricia sus ambiciones, aunque luego suele cegar su camino. Todo podría parecer perfecto para esa continuidad de trabajo, sin embargo, el contexto actual reclama cambio y alternancia.

¿Qué puede significar el factor de cambio para la política? Es que son los políticos los que deberían comprender, en primer orden, esta variable social. La vieja forma de hacer política y sus actores insisten en que todo tiempo pasado fue mejor y lo nuevo es ajeno a la normalidad. Se ignora lo relativo y efímero que resulta ser el poder político y más aún cuando no se escucha las nuevas demandas de la población.

La manifestación ciudadana de miles de jóvenes, en los últimos acontecimientos políticos, es una clara muestra del hartazgo ciudadano por lo que hacen los políticos. El breve gobierno del presidente de la República, Francisco Sagasti, tendrá varios retos por cumplir para una sociedad impaciente en medio de crisis como salud, economía y política. La juventud nos deja un mensaje, no son tiempos para el continuismo de viejas prácticas políticas; sino para el cambio. 

Domingo, 22 de noviembre de 2020
Diario Correo – Huancayo

“Iskra” La chispa política

¿Cuándo se jodió la política peruana? ¿Quiénes fueron los culpables para llevarnos a esta situación de aparente túnel sin salida de crisis? Quizás todos tenemos alguna cuota de responsabilidad como electores. Sin embargo, creo que algunos tienen más culpas que otros en esta tormentosa circunstancia de intrigas y deslealtades.

La política. Los políticos que formaron parte de la vieja escuela política no tuvieron la suficiente capacidad para comprender a una sociedad que cambia permanentemente en su forma de organizarse y traer consigo nuevas demandas sociales. No pudieron adecuar sus postulados ideológicos y doctrinarios a un electorado cada vez menos ideologizado y más farandulero. La migración de la población que vino del campo a la ciudad facilitó la composición de un nuevo tejido social que progresivamente se desinteresó de hacer política y hoy paga sus consecuencias.    

Los medios de comunicación. El sistema de medios, por lo menos desde la era del fujimorismo tuvo bastante protagonismo político a través de sus concesiones mediáticas y no parecen a ver aprendido la lección. Sí, los medios de comunicación tienen mucha responsabilidad en lo que informan o callan sobre aciertos, errores o delitos de los gobernantes.

Las grietas sociales (economía, educación, trabajo, salud y seguridad), tienen su propia lógica de protesta, y con la vacancia presidencial se tiene la excusa perfecta. Espero equivocarme, pero me parece que, si no se logra cerrar la crisis política, en el Perú, se podría estar a expensas de una “Iskra” o chispa que encienda la pradera y destruir lo poco avanzado. 

Domingo, 15 de noviembre de 2020
Diario Correo – Huancayo