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Traición a la patria en crisis sanitaria

En 1867, el gobierno del Perú firmó un contrato con la empresa, Alexander Swit & Cia para la compra de dos monitores; Manco Cápac y Atahualpa que pertenecían al gobierno de estados Unidos. Todo parecía estar en conformidad, salvo por un detalle. El parlamento de los norteamericanos recién decidió firmar la venda de las embarcaciones recién en febrero de 1868. ¿Qué sucedió? ¿Por qué el gobierno de Manuel Ignacio Prado firmó un contrato si todavía no se
fijaba el precio y la forma de venta desde EE.UU.?

Lo que aparentemente sucedió, tal como se describe en el libro, “El expediente Prado” de Víctor Andrés García Belaunde, es que se sobrevaluó el costo de la compra, porque el gobierno norteamericano había dispuesto el precio de venta por 755 mil pesos, pero el contrato se suscribió cinco meses antes con el gobierno del Perú por dos millones de pesos. Lo peor, fue que fueron naves construías especialmente para navegar en ríos en clara desventaja con la flota Chilena.

¿A qué viene todo este relato? Es que nos permite conocer desde las mismas entrañas de nuestra historia, las estructuras sociales de corrupción que desde la política heredamos los peruanos. Y quizás por ese sistema social de corrupción es que los políticos se atreven a corromperse en plena crisis sanitaria como lo que podría suceder en el Perú.

Y tal como lo que aparentemente estaba por suceder con la compra de alimentos en el caso del distrito de Chilca y la provincia de Huancayo. Afortunadamente, en democracia y con una prensa libre se puede desenmascarar a tiempo este tipo de felonías que deberían ser considerados como traición a la patria.

Domingo, 05 de abril de 2020

¿Y después del 12 de abril?

Finalmente, el gobierno determinó que los peruanos deberían continuar con ciertas restricciones de libertad y quedarse en casa por quince días más. Aparentemente, la medida de “manu militari” es acatada por la gran parte de la población, pero no en su totalidad. Lo cierto es que el espíritu criollo de la población que no depende de un salario mensual, sale a la calle a realizar algún comercio y visibiliza el reto de autoridad que pretende imponer el gobierno central.

En días recientes, muy cerca a los principales mercados numerosos comerciantes salieron a las calles para vender productos comestibles. Las calles y veredas parecían no estar en “cuarentena”. Seguramente, la gente salió a comprar lo necesario para mantener llena la refrigeradora y aumentó la demanda de alimentos.

Pero de pronto, el desorden y el “distanciamiento social” que debería ser exigencia quedan a voluntad personal. Es totalmente comprensible, la gente comienza a impacientarse cuando se acaba los alimentos en casa y tiene que trabajar diariamente para llevar dinero a casa. En el Perú, más del 70% de los peruanos forman parte del empleo informal y no disponen necesariamente de una remuneración mensual.

Mirando el bosque y no el árbol, nos preguntamos, ¿qué sucederá después del doce de abril? Se ampliará la medida de emergencia para quedarse en casa. ¿Cómo será la vida después de ciertas restricciones de libertad? Tal parece, que nada será igual a como vivíamos hasta hace algunas semanas. El otro gran problema será enfrentar la catástrofe económica que se producirá y que incluso podría traer más víctimas que una pandemia.

Domingo, 29 de marzo de 2020

No hay fiestas, pero estamos juntos

Si las reuniones por navidad o fiestas de fin de año eran una fuerte motivación para reunir a la familia. En estos días, más de treinta millones de peruanos permanecen acompañados de sus familiares. No hay festejos para tal reunión, pero si una gran preocupación de salud preventiva entre las familias frente a la amenaza del coronavirus que ya llegó a la región Junín.

Aunque a muchos peruanos les resultó un poco difícil comprender las medidas legales para no salir de casa, pero, sin duda, es una determinación que contribuirá a evitar la masificación de la pandemia. Con algunas excepciones, nadie puede salir entre ocho de la noche y hasta cinco de la mañana del día siguiente, tal como lo dispone el Decreto Supremo que declara en “Estado de emergencia” al país.

El distanciamiento social, para evitar la propalación del virus es solo una de las variables que ya se está evaluando muchos otros países, pero hay mucho por trabajar. Por ejemplo, localizar los casos concretos de presencia del virus en regiones, provincias, distritos e incluso familias y aislarlos. No esperemos que el virus ingrese a nuestros hogares confundidos con nuestros familiares después de que se pueda salir de casa con normalidad.

La pandemia mundial, puso en evidencia la fortaleza o precariedad de los sistemas de salud en todo el mundo. El presidente Martín Vizcarra, evidenciando tal debilidad anunció de manera resuelta el cambio de ministro de Salud. Veremos si cambiar el motor de un avión en pleno vuelo resulte eficaz y eficiente para enfrentar a un enemigo invisible.

Domingo, 21 de marzo de 2020

Distanciamiento social

Se veía venir. Uno de los estados emocionales que se activan de manera instintiva en el ser humano es el miedo, la misma que es una característica que altera nuestro comportamiento y nos impulsa a realizar acciones inesperadas por supervivencia. De ahí se explica la actitud de salir a los supermercados y comprar desesperadamente algunos productos de primera necesidad.

Pero es justamente en estas circunstancias en donde la información oportuna que llega a nuestros oídos se vuelve en una potente artillería defensiva frente a la “pandemia” mundial del coronavirus, que ya lleva miles de muertos en todo el mundo y que por supuesto, también asusta a los peruanos.

La cifra irá en aumento progresivo en nuestro país, pero la clave para detenerlo tal como afirma el doctor Elmer Huerta, es aprender a toser en caso de resfrió gripal para evitar el contagio a otras personas. Lo otro es el distanciamiento social, evitar asistir a reuniones donde se concentra un considerable número de personas para evitar la propalación del virus. No por algo ya se restringió los vuelos de Europa a nuestro país.

De los recientes estudios que se realizan en el mundo se sabe que entre el 80% y 85% que fueron infectados desaparece luego de dos semanas de reposo tal como cualquier otra gripe. El otro grupo es el 15% que podría agravarse y terminar en una neumonía. Sin embargo, del total de infectados hay un 5% que es el segmento más vulnerable, en todo caso, son los ancianos quienes representan a este grupo y para lo cual deberíamos tener más cuidado especialmente en aquellos que tienen problemas crónicos de salud como la diabetes.

Domingo, 15 de marzo de 2020