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Relevo parlamentario

De confirmarse la tendencia electoral de las últimas semanas, Acción Popular, el Fujimorismo y Alianza Para el Progreso volverán a tener presencia en el próximo parlamento. El partido Morado, Somos Perú, el APRA, Frente Amplio, entre otros, también obtendrán representación. Pero no habrá una marcada bancada parlamentaria que respalde al gobierno o que se oponga a todo.

La nueva conformación política no será de agrado del gobierno, porque esos partidos nunca no fueron caja de resonancia del Ejecutivo. Fueron todo lo contrario. Algunos movimientos políticos nuevos, también obtendrán espacio pero su proceso de aprendizaje todavía tomará algún tiempo. Habrá nuevos rostros, pero en pocas semanas volverán a ser etiquetados como el peor de los Congresos, porque entre otras cosas, no cumplirán con sus promesas.

La población, en su momento, aplaudió la disolución del Congreso auspiciada desde el gobierno y un “sistema de medios”, que ya había sido herido por la “Ley Mulder”, cuyo principal “misil” fue reducir la inversión publicitaria desde el Estado. El atrevimiento resultó caro para los políticos, el gobierno se hizo aliado del “sistema de medios” y disolvió el parlamento.

El día de hoy, se elegirá a nuevos representantes. Lo bueno es que permitió visibilizar a muchos jóvenes que se atrevieron a mirar en la ventana de la política e intentaron ingresar a ella. No deberían desanimarse, independientemente del color político o extremo ideológico que representan, la personalidad política se construye con el tiempo. No acaba en un proceso electoral. Al contrario, es el comienzo.

Domingo, 26 de enero de 2020

“Seudoacontecimientos” en política

Seguramente, en una campaña electoral usted vio la atención mediática que el sistema de medios cubrió sobre algunos episodios anecdóticos que sucedieron como; arrodillarse en un debate, la entrega de un jabón a un adversario, una exhibición de box o incluso, endilgar frases de acrimonia a cuanto rival se tiene en frente para según los propios candidatos debilitarán a sus contrincantes.

La mayoría de esos actos con excesiva “dosis de emocionalidad” no contribuye a lo que la gente reclama durante décadas a la política y especialmente a los políticos. Claro, los actos intencionados publicitariamente atraen la atención
como una burbuja comunicacional, pero eso es todo, es de corto tiempo. No ayuda, tampoco sirve a la política. Recordemos a los que hicieron el ridículo en su paso por la política y terminaron sin pena ni gloria.

Sin embargo, es cierto que la comunicación es emocional y sobre todo, la comunicación política es “hiperemocional”. Empero, hacer política, es mirar el futuro, ordenar el horizonte programático de manera racional, analizando variables que realmente le sirva a la gente. Temas como inseguridad ciudadana, corrupción o violencia de género pasan a un segundo plano por el exceso de “seudoacontecimientos”.

Luego comienzan los problemas al momento de obtener el triunfo. Los hechos anecdóticos de show mediático que aparecieron en campaña o si ya se está en gobierno como PPK, que junto a sus ministros realizaron ejercicios en el patio
de la casa de gobierno que finalmente no sirvió de nada al momento de tener a modo de defensa un muro de contención política de largo aliento.

Domingo, 19 de enero de 2020

Dios ciega al que quiere perder

Podemos simpatizar o no con, Alan García (AGP), pero valga su experiencia política para los que quieren aprender de los vericuetos de la política pero a través de la narrativa de los que ya la vivieron. “Metamemorias”, es la última publicación que dejó en vida AGP y donde al parecer, ya escribía sus últimas anotaciones y su despido. Tal como escribió al final del libro, “adiós, apristas combatientes (…). No sé qué ocurrirá después, pero sí sé lo que debo hacer…”

Pero de los diferentes temas que aborda, me llamó la atención la manera cómo AGP narra su proceso de notoriedad política que adquiere, lo cual no precisamente fue su carisma y dotes de orador, quizás algo contribuyó, pero hubo mucho más que contribuyeron.

En 1982, el camino al poder se aceleró luego de que en una presentación del entonces Primer Ministro, Manuel Ulloa, Alan García solicitó la palabra pero se la denegaron, y él salió de su escaño y descendió hasta donde estaba el ministro, levantó el dedo y tocó su corbata. “No lo sabía, pero era el país que iba conmigo, los desempleados y las amas de casa”, describía.

Lo curioso fue también que en esos meses, inesperadamente se contactó con él, el hermano de un alto dirigente de Acción Popular, para ofrecerle formar parte de la Comisión Permanente, y que desde ahí, podía solicitar la presencia del ministro en cualquier momento. Era claro que ya se iniciaba una suerte de guerra fría al interior de Acción Popular, el propósito era saber quién sería el sucesor de Fernando Belaunde, podría ser Manuel Ulloa o Alva Orlandini ya después de 1985. “Dios ciega al que quiere perder”, concluía AGP.

Domingo, 12 de enero de 2020

Persistencia política de AP

No debería sorprendernos que la próxima fuerza política en el parlamento será Acción Popular (AP). Al ganar la alcaldía de Lima en octubre de 2018, ya se vislumbraba el importante impacto político que adquirirían en el escenario mediático nacional. Tener como alcalde en una ciudad de más de once millones de habitantes es una vitrina que siempre fue parte del tablero estratégico de los políticos.

Sin embargo, Acción Popular volvería a la escena nacional después de varias décadas. Ganaron la última presidencia de la República con Fernando Belaunde en 1980. Tuvieron un breve paso por palacio de Gobierno con Valentín Paniagua (22 de noviembre de 2000 y culminó el 28 de julio de 2001). También, posteriormente exhibieron persistencia política con los pocos parlamentarios que tuvieron como Víctor Andrés García Belaunde, Yonhy Lescano, entre otros.

La política es persistencia y lo saben bien sus dirigentes y militantes. Es lo que deberían comprender los líderes de nuevos movimientos políticos que aparecen al calor del momento electoral. No solo es tener declaraciones con diatriba hacia los partidos políticos de viejo cuño, sino por el contrario, hay que comprenderlos y estudiar su historia para tener o replantear una perspectiva política diferente.

La crisis de las instituciones políticas, es en parte por la pérdida de representación y alternancia que no consiguieron, pero sí que poseen idearios políticos y sobre todo persistencia. Todo lo contrario ocurre en un movimiento independiente, cae el líder y desaparece la organización política, más aún, cuando ellos mismos se mienten y eligen entre ellos.

Domingo, 05 de enero de 2020