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Lucha de clases o de pueblos

Pareciera que la “chispa” política que encendió Latinoamérica, fue la disolución del Parlamento peruano. Luego fue Ecuador, con el rechazo a la eliminación del subsidio a los combustibles. Continuaron los chilenos, quienes despertaron la furia del león que dormía por muchos años.

En Bolivia, Evo Morales volvió a ganar la presidencia pero ahora lo hace con una sospecha de fraude electoral; tan evidente como su deseo de perpetuarse en el poder. Argentina, definirá si retorna al programa político del Krichnerismo o si desea continuar con la promesa de la alegría de Mauricio Macri; aunque ese cambio, nunca asomó la puerta de los argentinos.

Desde diferentes sectores políticos, se culpa al modelo económico que tutela actualmente a la mayoría de gobiernos en Latinoamérica. Es posible que exista algo de eso. Pero también es cierto que en Perú, se mantiene un modelo económico orientado hacia el mercado desde hace años. Ya casi no hay sindicatos porque la mayoría de empresas estatales se vendieron.

La gente respira una suerte de capitalismo popular, donde cada quien es empleado y empleador al mismo tiempo. La economía creció en términos del PBI. Y como ya había dinero; los sistemas de salud cada vez más llegan a más peruanos. Hay programas sociales como; Juntos, Pensión 65, Qali Warma, Cuna Más, Beca 18, entre otros, que se les acusó de
populismos pero que resultan un muro de contención social. No vivimos en un paraíso, hay mucho por corregir, pero estuvimos peor o igual que nuestros países vecinos. “No es una lucha de clases, sino de pueblos”.

Domingo, 27 de octubre de 2019

Construcción de realidad política

Algo que los políticos deberían saber e incluso casi tatuarse en la piel, es que la realidad para la política, son las percepciones que la gente tiene sobre hechos concretos y muchas veces subjetivos. Además, nuestro cerebro no reconstruye una realidad, lo que hace es construir nuestra experiencia de esa realidad, (Martínez Conde 2012).

Pero las percepciones se alteran o varían en una relación de espacio – tiempo (Albert Einstein). Algo así, como lo que puede parecer mal para mí, puede estar bien para mis vecinos. Los reclamos por los pasajes de transporte en Chile o el alza del costo de la gasolina en Ecuador, pueden ser temas que quizás pase desapercibido para los peruanos.

Los últimos acontecimientos políticos en Perú, son prueba de ello. Aún existen opiniones a favor o en contra sobre la disolución del Congreso de la República. Por lo cual, dudo mucho que se resuelva con la sola convocatoria a nuevas elecciones parlamentarias. Porque como diría alguna vez, Jorge Luis Borges, la democracia suele ser un abuso de la estadística.

Entonces, para mis amigos políticos que se atreverán a postular en enero de 2020, háganlo; el objetivo político no necesariamente será ganar para ser elegido, sino lograr un posicionamiento de imagen. Y recuerden, “miente, miente que algo queda”. “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. No sean ingenuos, los medios de comunicación juegan un rol fundamental en la construcción de pasiones entre mentiras y verdades.

Domingo, 20 de octubre de 2019

Melancolía política

En estos días, aún se vive un debate sobre la legalidad constitucional de la disolución del parlamento. Todo indica que será el Tribunal Constitucional el que deliberará el discutible atajo legal que encontró el presidente, Martín Vizcarra, para quitarse del camino a una mayoritaria oposición parlamentaria. ¿La historia lo absolverá?

Una gran mayoría de peruanos aplaude la medida, pero los partidos políticos no pueden quedarse a lamerse sus heridas todo el tiempo. Frente a la adversidad es donde importa la capacidad de resistencia y redefinición de objetivos dentro de una “estrategia política”. Miremos al “kirchnerismo” en Argentina o el “PESOE” en España que luego de derrotas electorales no se dejaron abrumar por la melancolía política. Se pusieron de pie y enfrentaron el problema.

Duran Barba (2017), afirma que, curiosamente los políticos a la hora de definir su estrategia recurren a lo que tienen a la mano como encargar el trabajo a un amigo, un pariente, un periodista conocido o a cualquier persona de su entorno. La estrategia es todo lo que se hace, se deja de hacer, se dice o deja de decir en la campaña. Los políticos se sumergen en lo operativo que a veces ni siquiera se dan cuenta que tienen una estrategia.

Claro que una derrota electoral puede convertirse en algo traumático, especialmente si se vivió en un ambiente rodeado de cortesanos que nunca falta. Pero es ahí donde se conoce el temple y resistencia de los políticos. “La política en gran parte es pasión (emocional), pero la estrategia es racional”.

Domingo, 13 de octubre de 2019

¿Cuándo se jodió el fujimorismo?

Al parecer, el fujimorismo con su fuerza electoral post la caída del patriarca de los Fujimori, más se preocuparon por reagruparse para retomar el poder y no necesariamente en cómo retenerlo una vez conseguido. Tal como señala, Moisés Naím, “el poder es más fácil de conseguir, difícil de retener y mucho más fácil de perder”. La confianza con el electorado es un valor insustituible para los políticos, que al perderla resulta un acto suicida.

En varias ocasiones escribí sobre la importancia y necesidad (ahora impostergable) de construir consensos para tener gobernabilidad. El consenso se convierte en una suerte de búsqueda irrenunciable, que me atrevo a decir que incluso es tan o igual de importante como cumplir promesas de campaña. Esto ocurre, especialmente en sociedades con alta fragmentación política como es el caso peruano.

Los líderes del fujimorismo no tuvieron visión política de construir consensos. Con el triunfo electoral en el 2016, ahí fue el inicio del fin. Obtuvieron, 73 parlamentarios de 130. Se cegaron con el poder. El poder es efímero. La etapa de gobierno es un proceso político infinito.

Por otro lado, el presidente, Martín Vizcarra, incapaz de construir consensos, pateó el tablero político. Pero lo importante es que la construcción de consensos no tiene temporalidad ni etiqueta partidaria. También será una exigencia para el mandatario, incluso ahora que gobernará sin oposición. Un tiempo quizás tendrá aplausos, pero luego se buscará culpables e irán tras él. ¿Quiénes? Él lo sabe. ¿Lo dudan? Miren como terminaron los ex presidentes del Perú.

Domingo, 06 de octubre de 2019